FERNANDO TIENE VALORES.
Fernando es un niño de 8 años que destaca por su inteligencia, por su capacidad de aprendizaje y de observación de la realidad. Además tiene buenos sentimientos hacía sus compañeros: les ayuda, les explica los deberes, se ríe con ellos y les presta la atención como si fuera un cuidadoso hermano mayor. Fernando sería estupendo si no hiciera todo esto para llamar la atención de sus compañeros por su vanidad. Que le hace creerse un niño especial y mejor que los demás. También sería estupendo si esa vanidad no le llevara a interrumpir las explicaciones de profesor, para precisar algún dato que Fernando cree incorrecto. Y si no fuera un insolente con sus padres, cuando le corrigen, creyendo que él tiene poco que corregir y que sus padres se equivocan.
¿Qué se puede hacer con la vanidad de Fernando? ¿Qué le falta para tener una buena educación?
LA CAPACIDAD REAL DE EDUCAR.
Una buena educación de los padres, y de lo que les ayudan, cuenta de unas aptitudes, capacidades y virtudes a desarrollar por estos. Algunos se necesitan para saber cómo educar y otras saber qué educar. Digamos que saber cómo educar es una parte de la educación, es la forma de cómo hacerlo. Saber qué educar, no es menos ni más importante, es tener claro que además de saber como se hace hay que saber que transmitir
Una de estas aptitudes necesarias para saber qué educar, es la capacidad de inculcar Valores Humanos. Que se puede decir que es la capacidad real de educar.
LOS VALORES HUMANOS.
Pero ¿qué es un valor? Porque se habla mucho de ellos pero habitualmente no nos acercamos a su pleno y verdadero sentido, por lo que no nos damos cuenta de sí son un cuento chino o de sí son algo realmente necesarios para el Hombre.
Los Valores son viejos conocidos de todos, ya que son elementos fundamentales en la esencia el hombre: La paz, el amor, la generosidad, la alegría, la solidaridad, la fortaleza, la fidelidad, la amistad, la tolerancia, igualdad, el compañerismo, la vida, la familia, la entrega, la honestidad, la sinceridad, la trascendencia, el respeto, la compresión, el orden, la audacia, el consenso, la misericordia, la veneración por los mayores, la esperanza,… En muchos casos se les pone un apellido para especificar de que tipos de valores se esta hablando: valores democráticos, valores humanos, etc. El caso es que los tenemos tan presentes en nuestra sociedad que se habla de educar en Valores, queriendo decir que es importante inculcar su contenido.
Un valor es dar importancia, mediante los hechos, a una realidad humana, tan propia del Hombre, que nos diferencia de cualquier forma de vida. Y lo que nos diferencia, es que nosotros necesitamos motivos para vivir o p lo que es lo mismo darle un sentido a nuestra vida. Y este sentido o motivos para la vida son los Valores Humanos. A una persona que tiene muy inculcados los Valores Humanos, no le dejaran indiferente la muerte de un ser querido, una muestra de verdadera amistad o de verdadero amor. Le harán reaccionar de una forma muy humana. Además la vida humana se nos presenta como un continuo progresar -comenzar y recomenzar- para alcanzar estos Valores Humanos. Y es que la vida humana es un continuo crecer en todas las dimensiones del hombre, pero sobre todo en su dimensión humana. Y esta dimensión humana, que la componen los Valores Humanos, es lo que da sentido a lo que entendemos por Hombre, en su doble manifestación: mujer y varón. Y a su afán por alcanzar el bien que más queremos: la Felicidad, valor de los valores. Por tanto no podemos ser indiferentes a los valores, por que la persona que lo haga será alguien infeliz y no tendrá sentido la vida para él. Igualmente la persona que inculque contravalores recogerá frutos amargos.
Es necesario de todas formas establecer una jerarquía de valores sociales, humanos y familiares necesarios para un buen desarrollo dentro de la familia, la escuela y los medios de comunicación. Porque sino podemos acabar con un Fernando en casa. Que se cree que es más importante potenciar su Ego, porque tiene una serie de valores y virtudes como su Inteligencia y su capacidad de observación. Que respetar a sus padres, tener una verdadera amistad o mantener la confianza en su profesor.
UNA POSIBLE JERARQUIA PARA LA EFICAZ DE LOS VALORES.
Es evidente que los Valores Humanos que transmite el educador deben de tener una graduación, porque algunos son más necesarios que otros. Y este equilibrio jerarquizado puede establecerse como viene a continuación. Primero por la educación en el autoconocimiento. Que a un niño/a, o adolescente se le haya ayudado a conocerse supone, para empezar, un dominio de sí mismo que le hace tener una madurez muy por encima de sus iguales. Que le hará superar las dificultades de la vida con mas tolerancia hacia el fracaso, que los que se enfrentan a él no sabiendo porque han “tropezado” o fallado.
El autoconocimiento repercute a favor de su equilibrio personal, ya que les hace mantener unas relación de respeto con el educador. Porque conocen sus “puntos” fuertes y débiles, y acuden a los padres y profesores como “asesores” que les ayudan a mejorar como personas.
También les ayuda en sus relaciones sociales, ya que el conocerse permite mostrarse a los demás tal y como se es. Enseñando sinceramente sus afectos y sentimientos hacia los demás, haciendo más fácil la amistad con otros. Fernando, el de nuestra historia, se desconoce. Porque solo se fija en lo bueno que tiene. En cambio hay otros que les ocurre lo contrario se infravaloran, y solo se fijan en lo malo.
Dentro de la jerarquía en un segundo lugar tendremos los Valores y Virtudes que permitan una vida académica y profesional acorde con la dignidad de la Persona y de la función social que tenemos todos. La laboriosidad, el orden, la puntualidad, la constancia, la alegría, el esfuerzo, el ser insensible al desaliento,... le van a permitir desarrollar su vida académica y profesional por encima de sus capacidades innatas. Porque se valoran más estas aptitudes y porque estas te hacen llegar mas haya de lo que permite unos talentos que no se explotan. En el fondo lo que busca es desarrollar inteligencia y la voluntad, que es parte de la esencia humana. Fernando si que tenía estas virtudes y talentos pero no los tiene bien jerarquizados.
Un tercer escalón, igual de importante o más que el académico, pero que esta bien en este sitio de la jerarquía, porque un exceso de humanismo los podría sobrevalorar por encima de la voluntad e inteligencia, son en general los Valores humanos. Pero en concreto por su finalidad de humanizarnos, de hacernos mas a nuestra esencia de Hombres. Es decir son un abanico inmenso de virtudes y valores que nos hacen mas humanos. Como la amistad, la deportividad, generosidad, eficacia, afectividad, la piedad cristiana, la paciencia, el sentido común, el esfuerzo,... Fernando tiene alguna de estas virtudes, y las que tiene debería orientarlas hacia una amistad sincera y hacia la adquisición de las que carece. De todas formas el problema de Fernando tiene solución ahora veremos como se puede cambiar.
CÓMO EDUCAR DE FORMA EFICAZ
Hasta ahora hemos hablado de qué educar, de que hay transmitir para educar bien, pero del modo no hemos hablado.
El modo de transmitir es tanto o más importante que lo que se “programa” en las costumbres de un niño/a. Porque muchos educadores precisamente fracasan porque no saben transmitir lo que llevan en su interior. Para eso el educador debe potenciar algunas aptitudes a base de esforzarse por adquirirlas, si es que no las tiene innatas. Que, en ese caso, también podrá mejorarlas.
Una de estas cualidades es la capacidad de “crear”, “producir” admiración o prestigio mediante la tarea que realiza: madre, padre, entrenador, profesor, monitor de tiempo libre... Si hacemos bien nuestra tarea, porque hemos desarrollado las virtudes y valores que llamábamos “académicas o profesionales”, tendremos mas autoridad y nos tendrán mas respeto y mas en cuenta lo que digamos. La típica frase de admiración “lo ha dicho el profe” o “me va ayudar mi padre” es muestra de esto. Además este prestigio crea la seguridad y confianza neceseraria para llegar a la intimidad y ayudar a cambiar y a mejorar los defectos que haya que cambiar. Esta intimidad, en la que se cuenta con la libertad del que se educa, es la forma más eficaz de educar.
La admiración que generamos en ningún caso la utilizaremos para enaltecer nuestro “YO”, sino para el bien del que se educando
Otra cualidad a desarrollar, es la paciencia. Tanto con nosotros, porque la eficacia de lo que hacemos no es inmediata. Como con los hijos o alumnos, porque una buena educación tarda tiempo en dar su fruto. Ya que ciertas virtudes tardan en adquirirse y ciertos defectos en erradicarse. Por lo que la paciencia hay que entenderla como constancia para quitar lo mano y para conseguir lo que no se tiene.
MARÍA JUEGA AL BALONCESTO
María juega al baloncesto desde los 8 años, ahora con 16 años lo sigue haciendo. Para María el baloncesto es algo muy importante en su vida. Porque tiene sus amigas en el equipo del colegio, porque que le gusta y porque le ha servido para superarse. Pero esto no esto no ha sido siempre así. Al principio María fue obligada por sus padres porque era muy “parada”, torpe y estaba “gordita”. Al principio no era capaz ni de botar, ni de tirar a canasta, ni de hacer un pase certero a una compañera. Era un autentico desastre. Y por eso, no la sacaba mucho el entrenador. En el primer campeonato municipal tuvo momentos muy duros como el final de temporada. Pero la constancia de sus padres la llevo a que en su segundo año pusiera más empeño en los entrenamientos. Esto produjo que sus esfuerzos empezaran a dar sus frutos. Y enseguida empezó a disfrutar cuando fue observando que era capaz de hacer más cosas de las que se hubiera imaginado. Con el tiempo ha ido creciendo su manejo del balón y el aprecio de sus compañeras hacía ella. Ahora no es de las mejores, pero es parte del equipo.
El caso de María nos puede servir para entender la utilidad de la constancia y de la paciencia, que pueden servir para producir un Bien en la vida de esta chica, porque ha adquirido virtudes que le van a servir para el estudio y la vida. Además de un grupo de amigas del baloncesto. Estos valore, que se pueden inculcar a través del deporte, como se ve el caso de María, los explica muy bien un experimentado entrenador de baloncesto (Chema) en el siguiente texto...“en el baloncesto aprendí a vencer sin sentirme prepotente y a perder sin sentirme humillado. A buscar mejorar mis resultados, sin desanimarme por las derrotas, ni a enorgullecerme de los triunfos. A ser constante en la preparación y a suplir la falta de facultades con el empleo de mi inteligencia”.