19990504

NIÑA DE 14 AÑOS

Me preguntaba un amigo esta tarde, ya en el 2004, que, ¿que haría en el supuesto caso de que una hija mía de 14 años se quedara embaraza porque quería tener su primera relación sexual? Y los dos llegábamos a la conclusión, antes de llegar a la respuesta, que en esta imprudencia tiene más culpa los padres, aunque lo haya hecho su hija. Por su falta de prevención ante la diferencia de maduración que existe entre la biología y sentido común de una adolescente.

El me lo planteaba así, para que me diera cuenta del problema con el que se encuentran algunos padres de hoy. Vamos, me concretaba más, ¿que harías con el niño que ya va en curso? Y yo le conteste que como es un embrión humano, le explicaría a la niña que lo mejor sería dejarlo nacer. Y que luego, que los “abuelos” le cuidaríamos o lo darías en adopción. El en cambio era de la opinión de que le aconsejaría darle una píldora abortiva, porque aunque es matar, por lo menos esa vida no tiene una historia personal, porque no ha llegado a nacer. Ni la madre una impronta, un afecto, porque que no le conoce. De tal forma que era la solución óptima.

Y la verdad es que la respuesta de mi amigo es de muchos, pero en este caso la democracia no vale, porque los derechos humanos, el derecho a la vida, esta por encima de ésta. Incluso de cualquier opción vital, de los progenitores del ser humano. Ya que la vida nos la da la naturaleza humana a todos, sin pedirla, a nosotros, y no a otros. Y ese derecho esta por encima de los demás derechos, ya que participamos de él existiendo, y sin él no podemos disfrutar de los demás.