LA TRIBU DE LOS PIENSA IGUAL
Hola, me llamo Como los demás, porque soy como los demás de mi tribu. Mi tribu es la de los piensa igual, y hasta que no me pasó la historia que os voy a contar, no me había planteado ni por qué me llamo como me llamo, ni por qué se llama como se llama mi tribu.
El jefe de mi tribu, Piensa como yo, estaba casado con Sí cariño, y recibía este nombre, según dicen, porque desde que se hicieron novios, Si cariño le decía siempre “Sí cariño” a todo lo que le proponía Piensa como yo. Y es que Piensa como yo era admirado no solo por su mujer, sino también por su amigos y por el resto de la tribu. No es que fuera un líder nato, con todas la cualidades que eso conlleva , pero sí que tenía algo. Algo que arrastraba. Quizá era ese vestir a la moda con taparrabos de marca. O Quizá por su cebra deportiva. Aunque más bien era porque sabía hacer que todos pensáramos como él. Y es que todos los piensa igual opinábamos como Piensa como yo y vivíamos así muy felices.
Mi padre y madre eran unos piensa igual cualquiera. Seguían el mismo ritmo de vida, tenían los mismos gustos y pensaban igual que todos los piensa igual. De tal forma que, supuestamente, no había ninguna disputa en la familia y vivíamos, como ya he dicho, muy felices.
Todo empezó cuando llego una familia de la tribu de los piensa distinto, que gracias a un simpático nómada se habían enterado de que las chozas de nuestra tribu estaban más baratas que en la suya.
Un día por la tarde fui a cazar, a la selva cercana a mi choza, y vi al quinto hijo de la familia, Creativo, que cazaba de una manera diferente a la de mi tribu. Utilizaba un artilugio - bien conocido ahora por mí - llamado red; que estaba hecho con cuerda de pelo de animal trenzado entre si. Lo extendió por el suelo y, seguidamente, puso un trozo de carne. Y enhebró una cuerda más gorda alrededor del artilugio, pasando después la cuerda por una rama de árbol, de tal forma que, cuando se acercó el rey de la selva a probar bocado, tiró con fuerza de la cuerda y el león quedó atrapado. Después, bajo el león con cuidado, sin que se escapara, y bastó una buena pedrada en la cabeza, para tener carne fresca, sin que ninguno de su tribu hubiera muerto. Realmente era innovador y distinto este sistema al que yo estaba acostumbrado, y esto fue sin duda lo que me más gusto en ese momento. En seguida me acerqué a saludarle y a presentarme. En menos de cinco minutos quedé fascinado por todo lo que sabía. Y cuando se puso el sol y llegó la oscuridad nos despedimos.
Llegué tarde a cenar, y nos quedamos sin cena, porque me había pasado toda la tarde hablando con Creativo. Entonces sufrí por vez primera el discurso negativo de mi padre acerca de lo que yo debía saber sobre las normas de nuestra tribu. Para colmo, todos los conocimientos aprendidos de Creativo y que deseaban salir de mi, para ser comunicados, fueron rechazados y prohibidos, por miedo a que pensaran mal de nuestra familia, el resto de la tribu.
Pero la familia de la tribu de los Piensa distinto no fue la única, que gracias al simpático nómada, se había enterado de que en nuestra tribu las chozas estaban más baratas. Y así fue como en poco tiempo, nuestra tribu se llenó de familias de tribus de todos los lugares. Los piensa rápido, aparecieron en seguida. Los pienso luego existo, y los eso de pensar qué es y muchas más, se afincaron por allí en poco tiempo. Total, que piensa como yo y toda la tribu con él, se pusieron nerviosos, ante la cantidad de gente de y ideas distintas. Entonces, piensa como yo se vio obligado a convocar la plaza de consejero del jefe de la tribu. Es decir, buscaba a alguien de la tribu que le dijera lo que tenía que hacer, y eso ya era algo increíble, porque siempre había sido él el que decía lo que había que hacer.
No me fue difícil quedar con Creativo en la tasca del rinoceronte, para que con una cervezas de pis de mono bien frías, consiguiera enseñarme, emn tiempo récord, a pensar de forma creativa. Cómo no, conseguí la plaza de consejero del jefe de la tribu, y gracias a Dios, y después de mucho tiempo, me fue posible hacer ver a piensa como yo, que lo importante no era que todos pensarán como él, sino que cada uno pensara de la forma que más le conviniera, para el mejor desarrollo de cada familia y de la tribu. En poco tiempo salió un decreto de ley indicando que cambiaba el nombre de nuestra tribu al de Piensa como quieras. Costo un poco al principio, eso de que cada uno pensara como quisiera, sobre todo por el miedo al que van a pensar los demás, pero al final casi todo el mundo lo consiguió. Y de esta forma termina esta historia que hizo mejor a mi tribu. Ah se me olvidaba. Yo también me he cambiado de nombre. Ahora me llamo Piensa.
1 Comments:
que cuento feo
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